En Argentina las mujeres ganan en promedio un 27% menos que los varones y el dígito se dispara a 39% en el sector informal. La Constitución Nacional establece derechos laborales que están aún más vulnerados para cualquier persona que no sea hombre. El feminismo arrasa lo naturalizado y el ámbito del trabajo no se salva.
Ilustración: Romina Estefanía.
Si bien la lucha feminista se da en diversos campos, la cuestión de género en relación a lo laboral es trascendental, ya que una mujer tiene un 4% más de probabilidad que un hombre de caer en la extrema pobreza. Según datos del INDEC el 10% de la población con menos recursos en el país son mujeres y el 10% con mayores ingresos son varones. Estos datos están intrínsecamente relacionados con el trabajo.
A lo largo de los años los trabajadores conquistaron distintos derechos. En la Constitución Nacional se ven plasmados en el artículo 14 bis, que se puede dividir en tres partes: una destinada al trabajo, otra a los gremios y la última a la seguridad social.
“Artículo 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.(…)”
Cabe preguntarse ¿los derechos consagrados en el artículo incluyen a las mujeres? ¿Cuál es la lucha de las mujeres entorno al trabajo? ¿Una mujer goza de los mismo derechos que su compañero varón?
Jornada Limitada
Como explica la economista Mercedes D’Alessandro el 76% del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es realizado por mujeres, que dedican un promedio de 6 a 7 horas diarias a estas tareas. Por ende muchas mujeres realizan doble jornada teniendo en cuenta que tienen un trabajo remunerado fuera del hogar. El Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA) manifiesta que “los dos tercios de las mujeres que además de atender sus hogares participan en el mercado laboral, trabajan más de 80 horas semanales. Para la totalidad de las amas de casa, las tareas del hogar nunca llegan a insumir menos de 50 horas semanales.”
Según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, en el tercer trimestre de 2013 en el hogar de una pareja el 95% de las mujeres tuvo participación en el trabajo doméstico no remunerado, mientras que los hombres que participaron de esta tarea son el 54%.
Igual remuneración por igual tarea
En nuestro país las mujeres ganan en promedio 27% menos que los varones y la brecha se amplía al 39% cuando se trata de trabajo informal. En el marco de la informalidad laboral, el 83% de los hogares monoparentales tienen jefatura femenina.
A su vez, según un informe del primer trimestre de 2017 del INDEC, la tasa de desempleo es mayor para las mujeres: un 10,2% frente a un 8,5% en el total de varones.
Según el Foro Económico Mundial las mujeres representan la mayoría de lxs estudiantes universitarixs matriculados en 97 países, sin embargo solo en 68 son mayoría en los puestos cualificados y en puestos de liderazgo solamente en cuatro. A escala local, en la Universidad Nacional de La Plata el 65% de las personas que se gradúan son mujeres, que a pesar de esto no acceden a los puestos mejor pagos y tiene menos posibilidades de promoción laboral. Estas barreras invisibles en la carrera profesional se denomina metafóricamente “Techo de Cristal”.
En nuestro país los espacios con menor proporción de mujeres en puestos de decisión son: el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Conferencia Episcopal Argentina con un 0%, seguido por el consejo directivo de la Central General de Trabajadores (CGT) (3%), las presidencias de los partidos políticos (4%), las cámaras bancarias (4%), los CEO’s de grandes empresas (4%), la comisión directiva de la Sociedad Rural Argentina (4%) y las Universidades privadas (4%) y nacionales (9%). Es decir que somos minoría en los puestos de decisión de la industria, el campo, la religión, la educación superior, la política, el trabajo, los bancos y las grandes empresas. Somos minoría en los lugares donde se deciden el rumbo del país.
Salario mínimo vital móvil
La Asignación Universal por Hijo (AUH) para protección social es una suma de dinero mensual para los niños, niñas y adolescentes de padres y madres que están desocupados, trabajan de manera informal o cobran menos del salario mínimo vital y móvil. Según datos de ANSES, para junio de 2017 de los 2.159.989 titulares de la AUH el 98% son madres y el 2% son padres. Es decir, que al menos 2.116.011 mujeres en nuestro país no llegan a percibir un salario mínimo vital y móvil.
Mujeres y sindicalismo
“…Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.” (Constitución Nacional, artículo 14 bis)
En 2002 en nuestro país se sancionó una Ley de cupo femenino sindical (Ley 25.674) que prevé una participación del 30 % de las mujeres en la cúpula de las organizaciones sindicales, sin embargo pocos sindicatos cumplen con esto. El Ministerio de Trabajo de Nación realizó un informe sobre “Las mujeres en el mundo del trabajo”, el cual demostró que de los 26 sindicatos analizados, solo 4 (Alimentación, Bancarios, Entidades deportivas y Sanidad) cumplen con el 30% de secretarías y subsecretarías a cargo de mujeres. A su vez, las mujeres están a cargo del 18% de secretarías, subsecretarías o prosecretarías de los sindicatos, de las cuales el 74% corresponden a áreas de igualdad, género o servicios sociales. Esto ocurre sin importar la proporción de mujeres trabajadoras afiliadas a los mismos.
Por otro lado en la CGT de un total de 37 secretarías solo dos están a cargo de mujeres: la Secretaría de Salud con Sandra Maiorana (Asociación de Médicos) y la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Género liderada por Noé Ruiz (Asociación de Modelos Argentinas).
Jubilación para amas de casa
“…El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.” (Constitución Nacional, artículo 14 bis)
Durante el gobierno de Néstor Kirchner (2004) se puso en vigencia una moratoria previsional mediante la cual las personas que tuvieran edad para jubilarse pero no contarán con los años de servicios con aportes requeridos pudieran hacerlo de todas formas. El 86% de las personas que pudieron acceder a la jubilación por esta moratoria fueron mujeres, por esto mismo se la conoció como la “jubilación para amas de casa”. Pero la realidad es que las amas de casa no tienen jubilación. El Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA) lucha por este derecho desde su fundación en 1983 ya que como manifiestan en su página web: “Las amas de casa tenemos derecho a una vejez digna, con ingresos y cobertura de salud”.
Si bien a lo largo de la historia las mujeres hemos conquistado derechos, el paro y la movilización del pasado 8 de marzo demuestran que aún falta para llegar a una situación de igualdad y justicia social. En nuestra Constitución Nacional se garantizan los derechos laborales pero existe una brecha de género que genera desigualdad y nos deja en condiciones de vulnerabilidad. Las mujeres también tenemos derechos como trabajadoras y es el Estado quien debe garantizarlos, es nuestra obligación exigírselo.