Cuenta regresiva al 2023: accionar en la post pandemia

Collage donde se ve el frente de la Casa Rosada y sobre el cielo celeste el logo del Frente de Todos con un reloj despertador que dice "2 años".

En los últimos dos años, por la llegada del COVID 19, el gobierno de Alberto Fernández debió tomar medidas de urgencia sanitaria y económica, y el proyecto inicial del Frente de Todos quedó paralizado en un segundo plano. Sin embargo, tras la etapa de vacunación y ya comenzado el proceso de post pandemia, es necesario volver a retomar medidas que tengan la mirada puesta en el futuro del país. ¿Qué debe hacer el Gobierno para retomar el proyecto propuesto tras la victoria en las elecciones presidenciales de 2019?

Hace dos años en esta misma revista nos preguntábamos qué implicaba la victoria del Frente de Todos y con qué país se iba a encontrar luego del paso de Cambiemos por el gobierno. Ya en ese entonces el panorama no era de lo mejor, existían varios frentes que atender y múltiples problemas que resolver, destaquemos dos de los principales: 

1) En 2019, el último año de Cambiemos, el peso de la deuda sobre el PBI llegó al máximo en 14 años, según datos oficiales de la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía de la Nación. Es decir que el primer y más urgente punto era la negociación de esta deuda que como mencionamos en esta nota, “la diferencia con la renegociación emprendida por el gobierno Néstor Kirchner se basa en que esta vez no se declaró el default por lo que el gobierno deberá seguir pagando mientras negocia, teniendo en cuenta el calendario explosivo que enmarca estos pagos”. A esto se le sumaba que en mayo de 2019, el precio de la soja (principal ingreso a las arcas del Banco Central), había quedado muy atrás, situándose en los 300 dólares, el más bajo en los últimos once años, y atado a la desaceleración del crecimiento Chino.

2) Atender demandas sociales que no fueron atendidas por el gobierno de Macri. Según los datos de INDEC del segundo semestre de 2019, la pobreza rodeaba el 25 % y la tasa de desempleo se mantenía en crecimiento, en ese entonces había cerrado alrededor del 8,9 % mientras que en los casos de empleos precarios o personas subocupadas el porcentaje trepaba al 18,4 %.

El panorama era por demás complicado y para nada alentador. Con una pobreza en crecimiento, una deuda casi impagable, una clase media en descomposición y el aumento del desempleo, había que trabajar, y mucho. A esto se le sumaba la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que iba a demandar un frente diplomático de gran envergadura, ya que se iba a necesitar más que cintura política para generar negocios rentables.

La llegada de la pandemia

La aparición del Covid 19 dejó la mencionada agenda en punto muerto y el gobierno debió recalcular. Con medidas de contención económica por un lado (IFE, aumentos de la AUH, congelamiento de alquileres, entre otras) y políticas de salud por el otro (negociación por vacunas, planes de prevención, cuarentenas, etc) el gobierno comenzó el andar de los últimos dos años tomando medidas de urgencia constante, obteniendo un nivel de pobreza duplicado, una deuda con el FMI aún sin pagar ni negociar, poca recaudación, una inflación rondando el 50 % y un dólar a casi 200 pesos.

La pandemia no solo había puesto en vilo al mundo, sino también a los diferentes gobiernos que tuvieron que afrontarla. Ahora el gobierno debe sentarse de nuevo en aquel lugar que había ocupado al ganar las elecciones y pensar hacia el futuro. Un nuevo futuro. 

Una mirada puesta en la post pandemia

A pesar de que hay logros para destacar (la campaña de vacunación es uno de los más resonantes), es necesario volver a analizar los objetivos planteados en aquel entonces por el gobierno, pero con la lectura de un nuevo contexto social.

1) Reconquistar el apoyo popular. Si bien es cierto que al Frente de Todos no puede negársele su capacidad de movilización, es necesario que retome el debate de ideas para que estas tengan una consigna clara y contundente. Una movilización popular debe tener conceptos e ideas claras por las que moverse: salarios, FMI, inflación, trabajo, salud o educación. Para lograr esto el gobierno debe definir su interlocutor. Así como el peronismo antes del kirchnerismo se dirigía al trabajador, y así como el kirchnerismo agregó a la juventud a sus discursos, el gobierno de Alberto Fernández debe tomar medidas que puedan ser levantadas por la sociedad. En caso de no encontrar un interlocutor popular, deberá construirlo.

2) La política. Volver a poner en el centro de escena a la política como herramienta de transformación, frente a la estrategia comunicacional de los grandes medios de significarla como un mal contra el que batallar. Si el gobierno quiere salir airoso en dos años, superando la posible derrota en las legislativas próximas, debe y tiene que volver al concepto de política constructiva.

3) En relación con el punto anterior, la elaboración de políticas estatales a largo plazo puede ser un gran paso. Y para esto debe pensar en las vanguardias productivas, el acuerdo logrado con Australia para la generación de hidrógeno verde resulta ser un buen punto de inicio. Enfocarse en los países innovadores en esta materia puede ser una buena estrategia a tener en cuenta, ya que depender de los grandes jugadores del mercado mundial puede provocar grandes desfalcos en las cuentas del banco central. 

4) Iniciar un proceso de reemplazo de aquellas políticas de emergencia por otras de mayor eficacia en el tiempo. El control de precios no puede ser el congelamiento. La generación de trabajo no puede ir atada a la prohibición de despidos. Estos son tan solo ejemplos representativos. 

Y ahora, ¿qué sigue?

Es hora de que el gobierno ponga primera de nuevo, con la pandemia aplacada, los índices económicos poco a poco comenzarán a retomar el ritmo. El gobierno debe aprovechar cualquier pequeño impulso para retomar el camino planeado previo a la pandemia, llevando a cabo políticas estructurales de gran alcance, solo así logrará una mejor negociación con el FMI y un mayor poder de negociación en las mesas interregionales. 

Al menos en nuestro país, no existió un presidente ni un partido político que hable a todxs por igual, es por esto que el Frente de Todos debe definir principalmente quienes son esos “todxs”, porque como dice el refrán popular: no se puede quedar bien con Dios y con el Diablo.

El gobierno tiene la responsabilidad de volver a tomar la ofensiva o en otras palabras la iniciativa. Si algo de positivo tiene enfrentarse a los números de las próximas elecciones legislativas, es que ya puede concentrarse en retomar el camino que se había propuesto en sus inicios.

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