Represión jamás, revisión política siempre

¿Qué pasa cuando un gobierno popular toma herramientas que han caracterizado a los gobiernos neoliberales, como la represión? ¿Qué sucede cuándo el Estado ejerce violencia? La represión en Guernica expuso contradicciones dentro de un proyecto político nacional y popular y generó grandes cuestionamientos sociales. Nota editorial de Alta Trama al respecto.

*Collage: Lourdes López Marcilese.

El Estado es el contenedor de la violencia, es quien debe controlarla para resguardar a la sociedad. ¿Qué sucede cuándo es el propio Estado quien ejerce esa violencia? Tiemblan las estructuras democráticas. La represión nunca es justificable, jamás es razonable, es opuesta al rol estatal.

La represión en Guernica expuso contradicciones dentro de un proyecto político nacional y popular y generó grandes cuestionamientos sociales. Ahora bien, es necesario desentramar la situación para hacer una revisión.

Poder Judicial no es sinónimo de justicia, sino de corporación clasista, machista y discriminadora. Hay trabajadorxs judiciales que luchan incansablemente por la justicia, es una realidad, sin embargo lo hacen dentro de un sistema que sin una reforma de fondo es una maquinaria funcional a los intereses de grandes poderes concentrados. Es ese mismo Poder Judicial quien ordenó el desalojo violento que se llevó puestas a familias que viven en los márgenes del sistema.

El Gobierno Provincial, mediante el Ministro de Desarrollo Andrés Larroque, visitó y censó a lo largo de varios meses a las familias establecidas en Guernica, dialogó con ellas, escuchó sus necesidades y logró acuerdos con el 85% de quienes se encontraban allí. Pero fue también un funcionario del Gobierno Provincial, el Ministro de Seguridad Segio Berni, quien encabezó el operativo que destrozó el asentamiento y reprimió a quienes se encontraban en el lugar.

Los debates sobre qué derechos priman más: si el derecho a la vivienda, la vida y la salud vs la propiedad privada, demuestran que faltan políticas públicas concretas. Porque el sentido común no existe, sino que es el sentido de lxs más poderosxs direccionando la opinión pública. Argentina es un país donde los grandes terratenientes tomaron posesión de sus tierras mediante la conquista y luego la usucapión, donde 1200 familias son dueñas del 40% del territorio nacional mientras otrxs viven literalmente en el barro. 

Solo lxs cínicxs pueden creer que alguien disfruta de sobrevivir precariamente en un hogar de chapa sin servicios básicos ni comodidades, pero muchxs sucumben a la ola represiva porque aún encontrándose dentro del sistema no logran satisfacer sus deseos. La salida siempre es la misma: ¡Redistribución de la riqueza ya!

El único que puede garantizar una nueva asignación de recursos es el Estado y el contexto pandémico así lo demostró alrededor del mundo. ¿Qué sucede cuando un gobierno popular toma herramientas que han caracterizado a los gobiernos neoliberales, como la represión? Las bases cuestionan y exigen revisión. Y esa es una de las grandes diferencias entre ambos proyectos.

Mientras las administraciones neoliberales, como la de Mauricio Macri, han saqueado países en función de intereses corporativos. Las populares se nutren de la voluntad del pueblo. Es el pueblo quien demanda crítica y corrección. Porque la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, no son solo un sueño, sino que pueden ser una realidad.