Ciencia para todxs: ¿Por qué preocupa la variante Ómicron?

Existe un nuevo temor: que las vacunas que recibimos no puedan protegernos de las recientes mutaciones del virus. Es cierto que podemos estar en riesgo, pero también hay explicaciones que pueden evitarnos el pánico si las comprendemos. ¿Cuáles son esas mutaciones? ¿Cómo podría reaccionar nuestro sistema inmune? Dos certezas: los Linfocitos T son nuestros amigos y quienes recibieron la vacuna Sinopharm tendrán incipientes motivos (aún en estudio) para festejar luego de leer esta nota. De todos modos, entre el pánico, el alivio y el jolgorio individual, el mapa mundial de vacunación y las reflexiones finales del autor deberían alertarnos sobre la infinitud de la pandemia mientras la situación actual persista. En esta nota, encontrarás ciencia para todxs: ¿Por qué preocupa la variante Ómicron?

*Por Gustavo Ortiz, Dr. en Ciencias Medicas. Ex becario del CONICET. Actual investigador en el Mass General Brigham de la Escuela de Medicina de Harvard.
*Ilustración de Claire Merchlinsky.

Ya escuchamos muchas veces que hay “una nueva variante” del virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19. En simples palabras una variante es el mismo virus pero con ligeros cambios.

Estas mutaciones ocurren cuando el virus se divide, por eso, cuanto más se divida más chances hay de nuevas mutaciones y por lo tanto de nuevas variantes. Para disminuir al máximo la posibilidad de división del virus, es importante que todas las poblaciones del mundo estén vacunadas. De este modo, evitaríamos que el virus encuentre lugares para dividirse… esos lugares, son nuestros cuerpos.

Por qué esta variante genera preocupación

La nueva variante llamada Ómicron (B.1.1.529) detectada en Sudáfrica por primera vez, genera cierta preocupación en la comunidad científica y temor en la población en general. 

Como efecto de esta alarma generalizada, Wall Street se cayó a pedazos el miércoles y el viernes, un día antes y un día después del día de acción de gracias (thanksgiving o el día del pavo). Otro ejemplo fue la tapa del domingo 29 de noviembre del New York Times, donde muestra en 3 dimensiones las modificaciones de la proteína espiga (explicación a continuación). Luego, post fin de semana largo en EEUU, Biden habló para tratar de llevar tranquilidad a su población. 

¿Por qué la alerta? Porque los cambios (mutaciones) son en la proteína spike o espiga (la que utiliza el virus para entrar a nuestro organismo). Aquí es importante aclarar el siguiente punto: Gran parte de los desarrollos de las vacunas actuales (AstraZeneca, Sputnik V, Pfizer/Biontech, Moderna) basaron su estrategia en generar anticuerpos anti-proteína espiga. Es decir que estas vacunas, una vez inoculadas, nos permiten desarrollar una respuesta inmune con anticuerpos anti-espiga. 

Como te estarás imaginando, la proteína espiga puede ahora no ser la misma (por las nuevas mutaciones) para la cual se desarrollaron esas vacunas. Aquí radica el principal temor. Pero no entremos en pánico, porque afortunadamente la inmunología no es solo anticuerpos, y una proteína puede tener muchos sitios de reconocimiento (llamados epítopes).

Como habrás notado, en la enumeración de vacunas no mencioné la Sinopharm, ¿ya podés festejar si es la que recibiste? Hacia el final de la nota encontrarás la respuesta.

La explicación científica sobre la nueva variante

Primero, vamos a los datos un poco más duros sobre los cambios: En particular la nueva variante Ómicron tiene sustituciones de 30 aminoácidos, 3 deleciones y 1 inserción, en la proteína espiga.

  • Las sustituciones son simplemente eso, en donde había 30 aminoácidos “X” ahora se sustituyeron por 30 aminoácidos diferentes que podemos llamar Y
  • Las deleciones son regiones que ya no están, hay 3 regiones de la proteína espiga que ya no se encuentran en la nueva espiga
  • Y la inserción, por el contrario, es una región nueva

Con esta información, y antes de hacer conjeturas sobre posibles escenarios, es importante recordar lo siguiente: Cuando nos vacunamos le mostramos a nuestro sistema inmune la proteína espiga. Dentro de nuestro organismo las células del sistema inmune, en particular los linfocitos B (productores de anticuerpos) que son específicos para la proteína espiga, se dividen y forman un gran número. Pero solo se dividen los que reconocieron (son específicos) para la proteína espiga. Esos linfocitos B están, cual ejército, listos para atacar (liberar anticuerpos) a cualquier cosa que traiga consigo esa proteína (en este caso la del SARS-CoV-2) y de esa manera estamos protegidxs. 

Para pensar en los distintos escenarios, en los que nuestro sistema inmune podría enfrentarse a la “espiga vieja” o la “espiga nueva”, tenemos que hablar también sobre linfocitos T. 

Nuestros aliados los Linfocitos T

Como mencionamos antes, por suerte nuestro sistema inmune no es solo anticuerpos, cuenta también con linfocitos T. Al igual que con los linfocitos B, los linfocitos T que reconocen una parte de la proteína espiga, se dividen generando un número importante (comúnmente llamado población o subset) listos para una infección real. 

Paciencia con este párrafo que viene más técnico y volvemos a la programación habitual: Los linfocitos T pueden reconocer pequeñas porciones de proteínas virales, de entre 9 a 14 aminoácidos de longitud. La proteína espiga de Sars-Cov-2 es tan larga como 1.273 aminoácidos. Por tanto, conjeturarán que existen en principio 1.273/14 =~ 90 posibles porciones para reconocer por parte de los linfocitos T.  Eso sin contar posibles combinaciones, que hacen al número incluso mayor. 

Como se explicó antes, la espiga nueva tiene 3 deleciones (regiones que ya no están), por esto puede ser que cuando la variante Ómicron ingrese a nuestro organismo, los linfocitos T (que antes reconocían alguna de las 3 deleciones) ya no la reconozcan. Similar a lo que ocurriría con los linfocitos B. 

Pero afortunadamente van a existir otras poblaciones de linfocitos T que van a reconocer otras regiones de la proteína espiga (que siguen intactas en la espiga nueva) y por lo tanto podrían protegernos. Así, los linfocitos T puede que no nos protejan frente a una infección, pero seguramente sí van a prevenir que nos enfermemos. Si bien aún no tenemos el panorama completo, hay algunos trabajos que muestran claramente que la nueva proteína espiga se escapa frente a un pequeño subset de linfocitos T.

Si bien hay que prestar atención al posible impacto de la variante Ómicron (o futuras nuevas variantes), con las vacunas cuyo desarrollo estuvo enfocado en la proteína espiga, el panorama no es desolador si tenemos en cuenta la inmunología de las células T. 

La vacuna Sinopharm y la variante Ómicron

Es importante mencionar que en Argentina un porcentaje alto de la población fue vacunada con Sinopharm. Esta vacuna presenta un desarrollo y una estrategia inmunológica distinta: es una vacuna a virus inactivado (muerto) pero con el virus completo, no solamente con la proteína espiga (como el resto de las vacunas). 

Esto quiere decir que nuestro sistema inmune al recibir Sinopharm, va a ser capaz de ver todos los componentes del virus. Si bien son necesarios estudios de protección frente a la variante Ómicron en personas vacunadas con Sinopharm, en principio la respuesta inmune bajo este tipo de vacuna se espera que sea más robusta.

La situación mundial actual en datos duros

Se estima que en el mundo se administraron hasta ahora 7.8 billones de vacunas y se considera que 4.2 billones completaron el esquema de vacunación. 

Actualmente Argentina aplicó 68.1 millones de dosis, 36.6 millones recibieron al menos una dosis y 29.5 millones recibieron dos dosis. Nuestro país se encuentra décimo (de 194 países) en el ranking de porcentaje de población vacunada con 80.98%. Por encima solo están Cuba (89.73%), Portugal (88.79%), Chile (88.17%), China (86.84%), Singapur (86.68%), Qatar (86.28%), Camboya (84.56%), Corea del Sur (82.98%) y España (81.92%). Te dejo este mapa interactivo donde se actualizan los datos en vivo.

En la franja entre 80% y 70% de vacunadxs tenemos a: Nueva Zelanda, Canadá, Malasia, Francia Uruguay, Japón, Dinamarca, Australia, Noruega, Irlanda, Italia, Finlandia, Brasil, Bélgica, Ecuador, Costa Rica, Reino Unido, Israel, Colombia, Suecia, Vietnam, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Austria. 

No es novedad que los países que tienen menos del 15% de su población vacunada sean principalmente del continente africano: Namibia (13.98%), Guinea (12.62%), Togo (12.06%), Afganistán (11.01%),  >10% Gambia, República del Congo,  Ghana, Uganda, Kenia, Senegal, Sierra Leone, Gabón, Etiopía, Malawi, y con >4% Somalia, Nigeria, Mali, Zambia. Camerún, Benín, Sudán, Yemen, Burkina Faso, Madagascar, Chad, Haití, Burundi. Acá otro mapita interesante.

¿Cómo se explica la absurda inequidad de acceso a las vacunas? En parte por el costo de vacunar a la población. Se estima que cada dosis oscila entre 3 y 40 dólares. El costo de vacunar al 40% de la población en La República del Congo representa el 54% del gasto sanitario corriente, mientras que en Canadá es solo 0.21%. Eso explica porque Canadá pudo comprar cerca de 4 veces la cantidad necesaria de vacunas para su población (358 millones de dosis vs 37.6 millones de habitantes). 

Recordá este dato: Moderna ofreció hacer un co-ownership con el NIH (National Institute of Health, EEUU), es decir, dividir ganancias con el ministerio de salud yankee. El mecanismo COVAX a través de la Organización Mundial de la Salud es por lo menos ineficiente. Es evidente la inequidad en la distribución. 

En el continente africano urge la necesidad de recibir vacunas para disminuir la circulación viral, y llegar a la inmunidad de rebaño. Como comentamos antes, al evitar que el virus se divida evitamos la posible formación de nuevas variantes que escapen a los desarrollos de vacunas actuales. 

El CEO de Moderna dijo ayer en conferencia de prensa que es muy posible que la vacuna actual que están aplicando no tenga el mismo porcentaje de efectividad que los observados inicialmente; debido a las nuevas variantes. La plataforma para producir vacunas a mRNA está lista, toda la maquinaria está lista. Se estima que solo se necesitan 100 días para producir una nueva vacuna a mRNA “a la carta” que ahora le muestre a nuestro sistema inmune una nueva proteína espiga, de la variante Omicron por ejemplo

Entonces cabe hacer algunas preguntas: ¿Es intencionada la no distribución equitativa de las vacunas? ¿Es descabellado pensar que no proveer de vacunas a países y dejarlos desprotegidos frente al virus ayuda a la generación de nuevas variantes necesarias para vender nuevas vacunas? Sí, puede sonar conspiranoide, pero las ganancias de las farmacéuticas no dejan de crecer en un contexto en el que Wall Street se desploma. 

Ningún país se salva solo

Finalmente, los líderes políticos deberían imperiosamente tomar medidas que ayuden a que los países con los ratios de vacunación más bajos puedan vacunarse. Argentina no está a salvo por el solo hecho de tener al 80% de su población vacunada. ¿Es una solución la restricción fronteriza para evitar el ingreso de una nueva variante? Y en tal caso, ¿Argentina está capacitada para bancar otra restricción fuerte y evitar la entrada de una nueva variante? 

Quizás llegó el momento en el que los esfuerzos deben ser dirigidos a ayudar a otrxs. Está claro que los países no se salvan solos, y el mercado no va a ayudar a zanjar las diferencias. No es mañana, es ahora.

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