La fórmula Fernández-Fernández se impuso en las urnas y desbancó a Cambiemos del poder político institucional. Pero ¿qué implica esta victoria? ¿Con qué país se van a encontrar al asumir el mando? ¿Cuáles son las medidas urgentes? Entre todes pinchamos el globo, ahora toca ver cómo recuperamos el aire.
El panorama no es promisorio, hay múltiples y diversas cuestiones sobre las que trabajarán, cientos de articulaciones que fortalecer y años de gestión por delante. A pesar de que la fórmula ganadora cuenta con un equipo capacitado en cuestiones de gobernabilidad (Cristina Fernández fue Presidenta en dos períodos, es Senadora Nacional y será desde el 10 de diciembre Vicepresidenta de la Nación; Alberto Fernández fue Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, desde donde trabajó para sacar al país de la crisis del 2000 y desde el 2017 trabajó para reconstruir la unidad del campo nacional y popular), el desafío que tienen por delante es de considerables magnitudes.
Para empezar, el peso de la deuda supera el 91% del PBI, del cual el 60% está nominado en dólares. Es por esto que el nuevo gobierno deberá en principio sentarse a renegociar con el FMI políticas económicas que permitan una reactivación doméstica, y el ahorro de recursos en el corto plazo. La diferencia con la renegociación emprendida por el gobierno Néstor Kirchner se basa en que esta vez no se declaró el default, por lo que el gobierno deberá seguir pagando mientras negocia, teniendo en cuenta el calendario explosivo que enmarca a estos pagos.
Por otra parte, el precio de la soja quedó muy atrás de lo que fue. Hoy se sitúa en los 300 dólares, y viene atado a la desaceleración del crecimiento Chino. Esta también es una diferencia notable respecto al primer gobierno Kirchnerista, en el que confluyeron una inflación baja y un precio alto de los commodities.
Un eje clave que signará el accionar de las políticas que tome el gobierno de Alberto Fernández, será responder a las demandas sociales reprimidas durante cuatro años de Macrismo. Demandas que vienen teniendo paciencia a prueba de balas, medios y discursos presidenciales. Para avanzar en esto Alberto sabe que la coalición articulada para ganar esta elección, debe ampliarse aún más: intendentxs del conurbano, sindicatos, organizaciones sociales, universidades públicas, el sector intelectual Nacional y Popular, lxs investigadores del CONICET, lxs pequeñxs y medianxs empresarixs y por supuesto lxs gobernadorxs de cada provincia.
Lxs Fernández saben que la carta de identificación popular es la esencia de su movimiento, y entienden que ahora es tiempo de tomar medidas con las que la clase media también se sienta representada. Desde una política tributaria progresiva (que no ahogue a los sectores de ingresos bajos y medios con el IVA o el impuesto a la ganancia), hasta medidas como las tomadas por el gobierno de Mujica en Uruguay, donde se legalizó el aborto y se impulsó la producción estatal de cannabis. Cristina Fernández Kirchner emprendió este camino cuando impulsó la Ley del Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género.
Entre los frentes que atender, el internacional es aún más dificultoso, debido a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, donde habrá que jugar inteligentemente para crear lazos entre pares latinoamericanos que nos proporcionen fortaleza a la hora de comerciar con las dos potencias más poderosas del mundo. Sin contar a Rusia y Europa, pesos pesados en esta balanza de poder mundial donde el hilo sobre el que se sostienen es delgado y tenso.
Y volviendo a Latinoamérica, nos encontramos frente a un panorama donde el neoliberalismo está sufriendo el resquebrajamiento de sus bases ideológicas, el caso ejemplo es Chile, cuya sociedad -a partir del impulso lxs estudiantes- dejó en evidencia todos los hilos de poder y explotación derivado de su modelo de producción. Esto quiere decir que Alberto, tal vez, tenga a su favor nuevos aires de renovación en este lado de la región: con Evo resistiendo, Ecuador y Chile en pleno levantamiento social y una Argentina que mediante el voto dio su cachetada más contundente al modelo de derecha de Cambiemos.
Cien días para ¿enamorarse?
A mediados de octubre, más de 700 especialistas repartidxs en 18 comisiones, comandadxs por Gines Gónzalez García, se sentaron a elaborar un plan para los primeros cien días de gobierno, en donde se delinearon medidas de corto, mediano y largo plazo. El documento tiene el aval del PJ y fue entregado al recién electo Presidente. Entre aquellas medidas, se puede destacar las siguientes:
– Pesificar las tarifas de servicios y revisar los créditos ajustados por UVA.
– Eliminar las retenciones a las producciones regionales.
– Restituir las moratorias previsionales.
– Retomar las paritarias libres con aumentos por encima de la inflación.
– Aplicar un impuesto extraordinario sobre la rentabilidad registrada por parte del sector financiero y otro impuesto extraordinario y con alícuota progresiva del 2 al 15% sobre las personas que adhirieron al último blanqueo.
– Incrementar jubilaciones, pensiones y AUH para recuperarlos hasta el nivel de la inflación del periodo 2016- 2018.
– Reactivar las líneas de crédito productivas del Banco Central.
– Convocar a la paritaria nacional docente.
Y para fortalecer el ingreso real en los hogares, se propone deducir de Ganancias, para que paguen menos lxs asalariadxs y jubiladxs que tributen en la cuarta categoría y perciban hasta $70.000 por mes en mano (incluyendo un tope por ingreso familiar total), hasta el 50% de su pago del impuesto en la compra de ropa, calzado, muebles, línea blanca, materiales de construcción. Todo estos bienes deberán ser de producción nacional y esta medida podría ser por uno o dos años.
Estas medidas, entre otras, buscan devolver al Estado sus funciones básicas, dinamitadas por la gestión de Cambiemos. El objetivo general es dinamizar el mercado interno, brindar cobertura a sectores vulnerados y recuperar las herramientas productivas para un desarrollo nacional.
Como se sabe no va a ser una tarea fácil recuperar, no solo las cadenas de consumo y el bienestar de los sectores sociales más afectados por las medidas macristas, sino también el sentido de la solidaridad nacional y la identificación con unx otrx en pos de un mejoramiento de la calidad de vida colectiva; revitalizar el sentido de lo nacional; legitimar la democratización del acceso a la información, y devolver a la sociedad argentina el autoestima necesario para encarar las luchas que se vienen.
Es necesario también el trabajo de intelectuales y formadorxs de opinión para fortalecer ideas de solidaridad y cooperación entre lxs ciudadanxs, para que las próximas batallas culturales tengan asidero en ideas fuertes de pertenencia nacional e integración regional; de esta forma no será posible que ideas vacuas encerradas en globos de colores de la mano del mercado, puedan acercarse al poder político y gestionar para sus propias arcas en detrimento del pueblo.
Es evidente que Argentina está frente a la posibilidad histórica de dar una vuelta de página al neoliberalismo, y para ello cuenta con un equipo de gobierno donde la vicepresidencia estará, por primera vez, en manos de una dos veces presidenta, la gobernación de la provincia de Buenos Aires a cargo de un ex ministro de economía y la presidencia en manos de un articulador político nato.
En resumen, todo esto se trata de volver a levantar las tres banderas que nunca debieron bajarse, la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social. Pero más importante que levantarlas será sostenerlas en el tiempo. El enclave de alianzas, juegos de poder y rosca interna, jugarán un papel central en el seno de este nuevo gobierno con el que lxs argentinxs buscan un descanso a sus ya cargadas espaldas.
Los comentarios están cerrados.